Se suele decir que una fundación es una organización que, por voluntad de sus creadores, tiene afectado un patrimonio a la realización de fines de interés general. Más bien podríamos definirla, como leemos en el preámbulo de la ley navarra de fundaciones, como la personificación de un fin: por esto no tiene socios ni miembros y existen en cuanto persista ese fin.

Por lo general, junto con su patrimonio, que hoy en día bien puede ser una plataforma web, la fundación busca captar fondos privados para sus fines, que se suelen centrar en temas como los de justicia social, proyectos de larga duración en el tiempo y en acciones arriesgadas que serían imposibles en el ámbito del sector público, o aquello que la administración no consigue realizar.

Los tipos de fundación abarcan todos los sectores: la respuesta a los temas de interés general: la fundación que constituyen unos padres de niños con enfermedades raras luchando contra el tiempo para que se investiguen soluciones, vacunas… Necesitan recaudar fondos para pagar a los investigadores pues el Estado habitualmente no se “ocupa” de esto. También empresas que buscan concretar su desarrollo social, además de un buen marketing.

O es el caso del empresario que quiere mantener un patrimonio unido ante el posible reparto o venta de los herederos, y así fondos culturales, inmuebles. O quienes recaudan fondos para organizar un evento, un congreso anual… O quienes deciden ayudar en el tercer mundo con voluntarios, con medios e instalaciones…

Todos estos casos tienen en la fundación su mejor traje jurídico pues podrán buscar fondos con ventajas fiscales para los donantes y con la exención de impuestos a sus rentas.

Donde hay más libertad, hay más liberalidad y más facilidad para su constitución y actividades. Así en el ámbito anglosajón el campo de las fundaciones supone un volumen muy alto de actividad económica. España, lamentablemente, sigue a la cola en Europa en sus deducciones fiscales y son los primeros en poner trabas a su constitución: Como si fuéramos a pedirles pan. Un derecho fundamental, por cierto, amparado por nuestra Constitución en su artículo 34.

Desde la PYMEF favorecemos la actividad de las fundaciones ya constituidas y ayudamos a iniciativas de interés general a constituirse en fundaciones. Aportamos servicios, cobertura y difusión a las actividades de nuestros asociados. Si quieres formar parte de la Asociación Española de Pequeñas y Medianas Fundaciones, ponte en contacto con nosotros y te ayudaremos.