En nuestro último artículo hablábamos sobre algunos de los principales errores en la comunicación de las fundaciones, en este, siguiendo la línea de los recursos mal o infrautilizados, nos centramos en las oportunidades que ofrece la tecnología y que pocas fundaciones emplean correctamente.

El tratamiento de los datos

A priori el “tratamiento de datos” parece jerga de empresas con grandes presupuestos, sin embargo, cualquier fundación puede recopilar datos de su público objetivo, solo que hay que ser consciente de su utilidad para poder dar forma a una estrategia de recopilación de datos.

Uno de los casos más evidentes es el feedback, es decir, que nuestros usuarios puedan hacernos llegar qué les gusta de nuestra organización o por qué han optado por dejar de hacer aportaciones, adquirir nuestros productos o usar nuestros servicios, etc.

Esta información que tradicionalmente simplemente se hablaba, con el traspaso de la actividad al entorno digital corremos el riesgo de que se pierda, de manera que nuestra fundación quedaría “ciega y sorda” ante los cambios de preferencias o necesidades del entorno, lo que la llevaría irremediablemente a quedarse a la cola de su sector e incluso a la desaparición.

Para esto es habitual que las entidades pidan el correo electrónico, teléfono, redes sociales o cualquier otro medio de contacto a cambio de la prestación de cualquier servicio o apertura de cuenta. De esta manera, contando siempre con la debida autorización, se puede usar el medio para mantener el contacto con los usuarios para otros fines, como la información sobre nuevos proyectos, casos de éxito o con fines comerciales. Importante en este sentido la moderación, ya que el exceso de comunicaciones puede sobresaturar a los usuarios hasta el punto de perderlos.

Presencia digital

Cada fundación tiene sus particularidades. No todas son aptas para todas las redes sociales ni pueden tener el mismo diseño web, pero de lo que no cabe duda es que todas han de tener presencia en Internet.

Es cierto que una buena gestión y diseño requiere una inversión que no todas las fundaciones se pueden permitir, pero afortunadamente existe una amplia gama de opciones que permiten ajustar el presupuesto que deseamos destinar a nuestra comunicación digital.

Pero ojo, esto no quiere decir que haya que volverse locos a abrir cuentas en todas las redes sociales. Como comentábamos en el artículo en el que hacíamos referencia a Tik Tok para fundaciones, la calidad del contenido y su adecuación a la red es fundamental. Tener una cuenta abierta pero sin contenido o con pocos seguidores puede ser contraproducente. No todas las organizaciones pueden generar ni el mismo tipo de contenido ni la misma cantidad, ni van dirigidas al mismo target.

Sin embargo, es habitual encontrar fundaciones son conscientes de la necesidad de tener presencia en Internet esporádicamente. Como que de vez en cuando les viene la inspiración y deciden incorporar contenido, pero sin una estrategia demasiado clara. Por ejemplo, se encuentran a patadas fundaciones que se iniciaron antes de la explosión de Internet, tradicionalmente acostumbradas a trabajar offline, con unos donantes fidelizados, y que en un momento dado crearon una web que en la actualidad tiene un diseño obsoleto y está mal indexada. Solo alguien con muchas ganas puede dar con ellas. Estas fundaciones han de tener en cuenta que para garantizar su continuidad han de incluir a las nuevas generaciones de donantes, quienes se mueven mayoritariamente por Internet. De hecho, los diseños web, los widgets, las pasarelas de donaciones, el tipo de campañas e incluso el lenguaje se actualiza constantemente.

Incluir calculadoras de deducción, botones de donación, formularios de suscripción, cuentas de Bizum para ONG, branding acorde a la moda, tipografías (no pretendas atraer a la generación Z usando Times New Roman), presencia en páginas de crowdfunding, contenido emocional… y otras tantas herramientas que hemos de tener en cuenta a la hora de crear nuestra “personalidad digital”.

Tener presencia digital no ha de verse como una carga adicional, sino como una oportunidad de llegar a mucha más gente, tanto para captar recursos como para desarrollar nuestra actividad. Siempre es conveniente tener nuestra estructura digital a punto, como pasó por ejemplo cuando empezó la pandemia: quienes ya contaban con una presencia consolidada pudieron desplazar rápidamente su actividad al entorno digital, llegando incluso a crecer con respecto a sus cifras pre-pandemia. Conciertos en streaming, cursillos, talleres, conferencias…

La transparencia

Sin duda la transparencia es algo a trabajar, ya que el donante puede tener la sensación de que pierde la pista de su dinero rápidamente. ¿Han conseguido construir el colegio del que hablaban? ¿Han podido operar al gatito atropellado?  Como sabemos las fundaciones tienen “un único saco”, cada proyecto no tiene una cuenta bancaria propia, pero el donante que se ha sentido atraído por una causa y quiere ver que realmente se está logrando un cambio. Contar con campañas diferencias que indican el grado de consecución, botones de donación separados, que el donante pueda determinar a qué campaña quiere aportar y que la fundación le haga llegar los avances es fundamental para garantizar la estabilidad. De lo contrario contaremos con donantes puntuales, no consolidados.

Nuevas tecnologías, como el blockchain, que permite hacer un seguimiento del dinero facilitarán la gestión de la transparencia, por lo que estar al tanto de los avances en este campo es fundamental, sobre todo de cara a las nuevas generaciones de donantes, que interiorizarán este seguimiento como “lo normal”, siendo motivo de desconfianza que una fundación no les proporcione información sobre el estado de su aportación.

Si estás estas trabajando tu estrategia online y quieres asesoramiento especializado en fundaciones, puedes ponerte en contacto con nosotros escribiendo a info@pymef.org o llamando al 976 11 61 11. Estaremos encantados de estudiar tu caso y asesorarte de la mejor manera para tu situación particular.

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