Las fundaciones, como cualquier otra organización, tienden a imitarse entre sí. Cuando la estrategia de una funciona, las demás tomarán nota a la hora de diseñar su comunicación. El problema de esto viene cuando todas utilizan patrones similares que les impiden diferenciarse o inadecuados, ya que el hecho de ser ampliamente utilizados no los hace más correctos o acertados.

Por eso pensamos que es interesante abordar algunos de los principales fallos que detectamos en la estrategia comunicativa de las fundaciones.

El enfoque de su estrategia

Al hablar de su estrategia podemos diferenciar entre su forma de dirigirse al público, su comunicación, y la forma de abordar los problemas a los que se dirigen.

Por lo general, las fundaciones tradicionalmente han recurrido a imágenes de impacto que apelasen a la empatía, mostrando realidades duras y crueles para niños, desastres naturales o humanitarios, animales, etc. Y si bien es importante dar a conocer la realidad, el público está cansado de spots basados en la culpabilidad, tipo ¿vas a dejar que muera de hambre? Tú puedes evitarlo por sólo 2 euros al día.  Con esto lo que conseguimos es que la gente evite este tipo de mensajes para no sentirse mal.

En línea con la primera premisa, las campañas tienden a enfocarse sobre los problemas en lugar de las soluciones, esto puede dar lugar a aportaciones puntuales, pero si queremos que los donantes continúen colaborando el mensaje deberá ser positivo. Mostrarle qué estamos consiguiendo gracias a su ayuda. Si sigue colaborando, además de agua potable en la aldea, podrán construir un colegio.

El branding

Trabajar la imagen de la fundación es muy importante para fortalecer su mensaje. Una marca cuidada, desde su logo, colores, web…y hasta el mailing o la calidad de sus comunicaciones o imágenes, conlleva una mayor confianza en la fundación. Esta fundación trabaja bien, es potente, es la primera impresión que generalmente despierta en los usuarios.

Además, creando una “marca” los donantes, o colaboradores en general, tendrán una sensación de pertenencia a algo. Sin imagen ni personalidad, se puede entender que hagan alguna aportación a un proyecto puntualmente, pero si queremos fidelizarlos necesitamos tener “cuerpo” y “presencia” propias.

La falta de profesionalización

La comunicación no suele estar en el top de prioridades de las fundaciones, que destinan el grueso de recursos a sus actividades fundacionales, dejando la estrategia comunicativa en un segundo nivel al que destinar los fondos estrictamente necesarios y a ser posible gestionada por voluntarios. Total, se trata de llevar redes sociales y poco más ¿no?

No. Como hemos comentado anteriormente, la gestión de nuestra marca va mucho más allá de generar contenido para redes sociales y es fundamental para la captación y mantenimiento de donantes y, en general, colaboradores. Por tanto, no hemos de infravalorar la necesidad de contar con profesionales que conozcan todas las aristas que integran la comunicación de una organización y sus constantes actualizaciones.

Las fundaciones a veces se olvidan de que también se les aplica la lógica del mercado, que otras tantas fundaciones o empresas sociales (o con una RSC desarrollada) tienen fines similares u ofrecen servicios sustitutivos. Sus mensajes se mueven por los mismos canales que los de empresas y otras entidades sin ánimo de lucro, por tanto, necesitan talento en su equipo para poder despuntar. El hecho de que su fin no sea el lucro, que se reinvierta en la propia fundación, no es motivo para no invertir en comunicación.

 Si estás estas trabajando tu estrategia comunicativa y quieres asesoramiento especializado en fudnaciones, puedes ponerte en contacto con nosotros escribiendo a info@pymef.org o llamando al 976 11 61 11. Estaremos encantados de estudiar tu caso y asesorarte de la mejor manera para tu situación particular.

Ver también: I+D y formación en competencias digitales. Unas actividades imprescindibles para el futuro de las fundaciones.

 

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